Eso está muy bien siempre y cuando no dañe nuestra salud física o emocional. Nuestro cuerpo es como un presente que queremos que se vea lo más bonito posible y acorde con nuestra personalidad. Todas las alternativas son posibles, pero las más compasivas con nuestro equilibrio emocional serán las que partiendo del ejercicio de nuestra libertad y sistema de valores, nos posibiliten una presencia física que consigue que nos sintamos a gusto en nuestro cuerpo. Y vivir sin obsesiones ni traumas al respecto. No olvidemos que una buena parte del atractivo que comunicamos depende de cómo nos vemos a nosotros mismos.
La belleza te facilita las cosas...
La premisa "Todo lo bello es bueno", descrita por Dion, Berscheid y Walster en 1972, sostiene que se ha aprendido a catalogar a las personas como buenas según las pautas que han ido trasmitiendo los medios de comunicación, sobre todo, el cine, en el que se establecen predeterminadamente las caras que corresponden al bueno y al malo de la película. Un concepto esencial es la autoimagen corporal, o percepción de las cualidades y atributos físicos de uno mismo. La insatisfacción refleja la discrepancia entre los atributos físicos autopercibidos y los estándares sociales que el sujeto ha ido interiorizando.Es así como las personas con un físico atractivo son consideradas más persuasivas y con más posibilidades de encontrar pareja. Son más apoyadas socialmente. Es habitual que se encuentren mejor adaptadas al medio en que viven, resulten más deseables para los demás, que produzcan una mejor impresión inicial y que sean percibidas como más competentes, más sanas e incluso menos propensas a desarrollar enfermedades mentales. Y no nos olvidemos de su éxito en el aspecto amoroso.
El atractivo físico es fuente de influencias sociales, que casi siempre operan a favor de la persona que cumple los cánones de belleza. El atractivo también favorece el acceso a diversos escenarios sociales y profesionales: la política, la TV y el cine, la moda y la publicidad, las relaciones públicas. Una persona bella es normalmente considerada más exitosa y con mayores habilidades sociales, más ambiciosa y competente.
El atractivo y nuestra propia imagen
Si nos comparamos con otras personas y sus supuestas cualidades de belleza, inteligencia, etc, podemos sufrir efectos realmente devastadores en diferentes aspectos de nuestra vida. La imagen que se tiene de uno mismo depende de las modas y las circunstancias sociales. No son iguales los cánones de belleza de los años 50 y los actuales. La influencia será mayor sobre personas más inseguras, o con gran sentido del ridículo, y sobre las más susceptibles a la presión cultural.Las mujeres que se acercan más a sus propios modelos de belleza presentan niveles de autoestima mayores y manifiestan sentimientos más positivos sobre sí mismas. La imagen saludable está relacionada con el atractivo físico, pero no corresponde siempre con estados de salud correctos.
Hombres y mujeres descontentos se preocupan de igual manera en mejorar su apariencia física. La insatisfacción con el cuerpo aumentaría después de los veinte años en las mujeres y en los hombres aún no se ha determinado una edad en que comienza esta percepción.
El atractivo físico es un montaje social determinado culturalmente y que varía según patrones de estética y tendencias que dicta la moda, que a su vez influyen sobre el establecimiento de relaciones sociales y los juicios sobre la propia imagen corporal.
Las personas con más sentido del ridículo o menos criterio son más susceptibles a la comparación social y a la influencia de los estereotipos estéticos. Lo mejor es que un ideal de belleza realista, conseguible. El atractivo físico influye en las relaciones interpersonales y en la formación de la autoimagen. Por tanto, está en la base de la autoestima de las personas y el condicionamiento es tal que puede determinar la actitud ante la vida o poner en peligro la calidad de ésta.
Gustar sin enfermarse
- Los modelos de belleza vigentes responden más a criterios mercantilistas que a modelos de salud y bienestar.- Construir nuestro propio modelo, partiendo del conocimiento de nuestro cuerpo, sabiendo cómo es, cómo se expresa, cómo siente y qué le gusta.
- Aceptarnos como somos, y cambiar sólo lo que nos desagrada.
- Ser nuestro mejor amigo, valorando cómo somos y sintiendo el orgullo de ser únicos.
- Subrayar el orgullo de ser quienes somos afianza la seguridad que permite una actitud positiva y vitalista.
- Analizar con criterios personales el prototipo que nos propone la moda para nuestro sexo y edad. Y tomar de él sólo lo que puede resultarnos útil para mejorar nuestra calidad de vida y hacerla más saludable.
- Plantearnos metas posibles...