En el proceso de aprendizaje de la vida, el miedo es tan necesario como el amor o el dolor. En nuestra vida aprendemos muchas cosas y una de ellas es a tener miedo. Los padres muchas veces no se dan cuenta que es una de las cosas que le enseñan a sus hijos. Por ejemplo, una madre al ver que su hijo se asoma por la ventana, grita para advertirle del peligro.
El niño aprende así lo que es el peligro y tiene miedo de asomarse a la ventana. La otra forma de aprender es a través del dolor; si se corta un dedo, le duele y ya no volverá a jugar con algo que le pueda cortar el dedo de nuevo.
El miedo está relacionado a un comportamiento de otra persona. El miedo no es una experiencia directa del niño. El dolor sí. El dolor es un aprendizaje directo y por lo tanto el niño sabe exactamente lo que ocurrirá. El miedo es indirecto, por lo tanto no sabe lo que ocurrirá.
Los padres y el miedo
El miedo aparece porque hay alguien que lo enseña y desaparecerá cuando alguien lo haga desaparecer. los padres no pueden tener miedo del miedo de sus hijos porque así no lo ayudan sino que empeoran las cosas. Deben sentirse seguros para poder hacerle diferenciar la fantasía de la realidad. Hay que tener miedo a las situaciones reales de riesgo como tirarse por la ventana o tomar algún detergente pro no deben temer de una fantasma, del "hombre de la bolsa", ni nada parecido.Las diferencias para vivir los miedos siempre serán individuales y muy personales porque habrá niños que aún aprendiendo de situaciones reales con los miedos de sus padres sean más arriesgados que otros y por lo tanto sean menos miedosos. Y a ellos no hay que potenciarles a tener miedo y sí enseñarles sus límites.
Los cambios provocan miedo
Hay miedos que aparecen con los cambios y son, más bien, temores pasajeros. cuando los niños llevan viviendo una situación estable, un cambio puede provocarles muchos miedos. El cambio de casa, de escuela, una separación, son situaciones nuevas que les hacen tener miedo. La edad que sea, de un niño a un adulto, la reacción es de inseguridad. Cuando hay cambios y no les explican el cambio, como todo esta dado vuelta, pues la reacción más primordial es el miedo.¿Se quita el miedo?
Claro que se quita el miedo. Tenemos miedo a lo desconocido, cuando dejamos de ignorar el miedo desaparece como por arte de magia. Por eso hay que explicar, de una forma lógica, lo que produce miedo al que lo siente. Es primordial para quien quiera disolver el miedo de un niño, quererlo, creerlo, y estar convencido de que puede. Es más: es necesario creer que el miedo no tiene utilidad para el niño dándole una explicación lo más verdadera posible.Existen distintos miedos en la infancia pero lo mejor es explicarle que es algo que le pasa a todos para que se quede más tranquilo.
Cómo enfrentar los miedos
Depende de la edad el niño la forma en que haremos frente al miedo.4 - 5 años: Contar un cuento inventando algo, un objeto más cercano y conocido por el niño, que sea como una varita mágica para dar seguridad. Por ejemplo: En la historia de Dumbo le dio más seguridad saber "que para volar solo tenía que llevar la plumita mágica". Así Dumbo perdió el miedo a volar.
6 - 7 años: Acompañar al niño en el miedo. Hacerle sentir seguridad. Poner humor, juegos. Desmitificar. Por ejemplo: Si le tiene miedo ala oscuridad, jugar con una linterna para que él busque las brujas y monstruos escondidos durante la noche y, de día, apagar las luces de la habitación y jugar a los detectives. Así, poco a poco su hijo se acostumbrará con la oscuridad.
8 - 10 años: A estas edades ya se puede explicar los miedos y dar autonomía al niño sobre cómo resolverlos. El niño tiene que implicarse, sentir que su miedo no tiene sentido. Hay que inducir al niño a que encuentre una solución propia. Opine y que invente una solución, que esté convencido de que su miedo tiene que acabar.
Si vemos que el miedo persiste a pesar de haber hecho todo lo posible para que el miedo desaparezca, debemos recurrir a un especialista para que ayude a nuestros hijos a quitarse el miedo. Debemos evitar frases como: "eres un tonto por tener miedo" o burlarnos de sus temores porque solo conseguiremos empeorar las cosas y aumentar los males.
Lo que no debemos hace con el miedo
No debemos ignorar el miedo de los niños, y así como debemos saber qué hacer frente al miedo, también debemos saber qué es lo que no debemos hacer. Los miedos son inevitables pero el niño podrá controlarlos si cuenta con el apoyo, ayuda y cariño de sus padres y seres queridos.Te damos algunos consejos para que puedas superar los miedos junto a tus hijos:
- No asustes a tu hijo con historias de ogros, de fantasmas, de brujas, principalmente antes de acostarle. Tienes que decirle que estos personajes solamente existen en los cuentos y películas, que son una fantasía.
- No te rías de los temores que tu hijo expresa. Si ridiculizas o burlas de su miedo disminuirá su confianza. En vez de ayudarle, sólo le desanimarás a compartir sus temores contigo.
- No transmitas más miedo a tu hijo del que ya tiene. Él necesita tener su seguridad y confianza, no ignores sus miedos. No le mientas, si mientes sobre una situación de miedo le producirá más temor. Ayúdale a prepararse para enfrentar la situación con la verdad y con honestidad. Si tu hijo tiene miedo de ir al colegio, escucha sus razones, llévalo de visita a la escuela, enséñale su clase y habla sobre lo mucho que irá aprender allí.
- No obligues a tu hijo a pasar situaciones que él teme. Los miedos no se superan enfrentándose a la situación de una vez por todas. En lugar de ayudar, algunas veces esto intensifica el miedo. Tu hijo tiene el derecho de acostumbrarse poco a poco a situación que él teme. No le obligues a ver una película de la cual él tiene miedo, o que acaricie a un perro que no le gusta. Si lo fuerzas, el miedo se intensificará.
- No transmitas tus temores personales hacia tu hijo. Si tienes miedo a las arañas, tu hijo puede sentirlo. La forma en que enfrentas tus propios miedos le da a tu niño el patrón a seguir para enfrentar situaciones similares.
- No le llames cobarde si se muestra temeroso ante cualquier situación. No le ridiculices, eso no le ayudará en absoluto. Le hará sentirse inseguro, necesitado de cariño, solitario y sin comprensión.
- No le obligues a afrontar su miedo en solitario. Este es un tremendo error. Nunca obligues a tu hijo a entrar a oscuras en su habitación si no quiere hacerlo. Provocarás un aumento de su ansiedad y contribuirás a alargar ese miedo e incluso a perpetuarlo. Además, el sentimiento de no ser capaz de afrontar la situación no le dejará sentirse orgulloso de sí mismo. Es más productivo que lo tomes de la mano y entren juntos en la habitación, casi seguro que dejará de tener miedoa que si lo metes a la fuerza en la habitación y lo encierras para que se le pase el miedo "de una vez por todas".
- No le des demasiada importancia. Si cada vez que veas un perro te interpones entre tu hijo y el animal e insistes en que tu le defenderás, el niño acabará pensando que todos los perros son realmente peligrosos y no podrá superar su miedo.
- No ignores los miedos de tu hijo. Si así lo haces, el niño se sentirá perdido y solo. No encontrará la forma de enfrentarse al problema y percibirá por tu parte desinterés y falta de cariño y de atención.