El tema de conversación varía según el grado de confianza que tengamos con nuestro interlocutor. Hablar con alguien a quien conocemos resulta bastante sencillo. El inconveniente surge cuando nos encontramos con personas que no conocemos.
Debemos conversar pero no sabemos qué temas tocar. No podemos recurrir al tema del tiempo, debemos contar con algunas posibilidades. Pero mucho cuidado con ponernos a hablar sobre cosas que no sabemos y nada de hacerse el entendido.
Si estamos en una reunión es familiar podremos tratar temas más personales, pero si la reunión es social habremos tocaremos temas más generales y de interés común, tratando de no hablar de personas que no se encuentren presentes. En reuniones profesionales, podremos tratar temas mucho más específicos de la profesión.
Hay ciertos temas que no deberían sacarse en conversaciones entre personas poco conocidas, como política, religión y sexo. Tampoco temas que puedan provocar discuciones tontas como los deportes y, por supuesto, temas íntimos de pareja o familia. En las conversaciones debemos evitar hacer juicios de valor y entrar en polémicas. Debemos respetar las posturas de los demás. Lo importante es pasar un buen rato, agradable y no pelearse y terminar todos enfadados.
El lugar donde se habla es muy importante. Por ejemplo, en la mesa está totalmente prohibido hablar de enfermedades, hospitales y nada de accidentes y temas escatológicos. Tampoco hablhablar de bichos o cosas que puedan causar repugnancia a la hora de comer.
Los temas de trabajo, salvo en reuniones profesionales, deberían dejarse a un lado. Las aventuras amorosas y logros personales o demasiado egocéntricos no son adecuados.Contaremos anécdotas, pero no toda nuestra vida vida. Debemos ser discretos y respetuosos.
De qué hablar cuando conversamos
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