En nuestra vida social es muy frecuente tener que devolver una invitación de otra persona. Lo que sí debemos tener claro que se trata de corresponder a su atención y no de competir con ella tratando de ser mejores anfitriones por el solo hecho de hacer quedar mal. Lo que importa es saber ofrecer no importa lo que ofrezcamos porque la educación y la elegancia son nuestro norte.
Cuando respondemos a una invitación ya sea a almorzar o a cenar debemos organizar un menú de características similares al que nos han invitado. Es decir, no podemos servir ostras si nos han convidado con pizza y cerveza.
Si te han invitado a una cena entre amigos, no devuelvas la invitación con un mega evento de 200 personas. Aquí también debemos tener en cuenta las similitudes.
Se puede devolver una invitación en unas semanas cuando se trata de un almuerzo, una cena o una celebración determinada, o puede hacerse mucho tiempo después, como pasa con las invitaciones a bodas, comuniones, etc. En este último caso, se suele devolver cuando en su familia tiene lugar la celebración de un acontecimiento similar. Se aprovecha para devolver la invitación a aquellas personas que se la hicieron a usted anteriormente.
Al devolver la invitación, trataremos de hacerlo de la misma manera que recibimos la invitación: una llamada telefónica, un e mail, una invitación formal. Siempre tenemos que tratar de no ser más ni de querer impresionar. Tampoco debemos copiar exactamente la invitación que nos hicieron y podemos decidir lo que nos parezca más conveniente siempre teniendo en cuenta el buen gusto y la educación.
Si en la invitación anterior no se aceptaban regalos, tampoco deberías aceptarlos. Una invitación se hace, como los regalos, para agradar, agasajar, agradecer pero no debe servir para ofender o molestar. Es por ello que nuestra correspondencia a una invitación debe ser lo más parecida a la que hemos recibido para poder así agradecer y agradar a nuestros invitados.
Devolver una invitación
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