Todos nos relacionamos, tenemos una vida social activa, compartimos tiempo y compañía con otras personas pero, también, necesitamos tiempo para estar solos, para estar con nosotros mismos y poder pensar, estar tranquilos y disfrutar de la privacidad. Todos, desde niños, necesitamos estar solos para reposar y descansar en una soledad necesaria.
Esta intimidad nos permite conocer los límites de los territorios ajenos y no invadirlos. Nos damos cuenta que cada persona tiene una zona privada que debemos respetar y tomamos conciencia de nuestra propia privacidad, nuestra intimidad. Es un lugar donde nos podemos proteger, sentirnos seguros y no agobiarnos.
Contar con nuestro propio espacio es imprescindible y nos sirve para:
- Conocernos a nosotros mismos realmente.
- Darnos cuenta de qué ocurre a nuestro alrededor.
- Aprender a reflexionar.
- Comunicarnos con nosotros mismos.
- Usar nuestro espacio.
- Escuchar lo que pensamos y sentimos.
- Saber lo que queremos y lo que no.
- Entender nuestra vida y hacia dónde va.
- Analizar nuestra coherencia.
- Saber cómo reaccionamos ante situaciones nuevas y diferentes.
- Ver cómo nos comunicamos con los demás.
Proteger nuestra intimidad
Necesitamos de un espacio físico propio donde estar solos siendo conscientes de la soledad. A veces nos rodeamos de gente todo el tiempo buscando huir de nosotros mismos y en otras ocasiones, solo somos corteses con los demás y tememos entablar relaciones, sin mostrarnos tal cual somos. Mientras más y mejor dispongamos de nuestro espacio mejor podremos compartirlo con los demás y será muy provechoso.El equilibrio personal, la autoestima, requiere de un tránsito continuado de nuestro espacio privado al público. Ambos espacios se complementan, se enriquecen y se necesitan. Además de estar en el mundo debemos tener nuestro mundo propio...
A nuestro espacio personal no solo lo vivimos de manera individual sino que lo compartimos, también, con personas especiales como nuestra pareja, hijos, familiares o amigos muy cercanos. Pero cada parcela de nuestra intimidad se comparte con diferentes personas y eso no significa que falte amor o confianza, simplemente son distintos espacios. Así iremos tejiendo una red de confianza y esto nos permitirá salir adelante y superar la situación cuando sea necesario.
Primero ocuparnos de nosotros mismos
En nuestra vida diaria tendemos a ocuparnos y preocuparnos primero de los demás y, si queda tiempo, nos ocupamos de nosotros mismos. Esto provoca un desequilibrio en nuestras necesidades y tarde o temprano nos pasará factura. Debemos crear el hábito de encontrar tiempo para nosotros, para estar solos y poder disfrutar de la soledad o de la cercanía solo de nuestros seres más queridos.Tenemos que saber cuándo queremos estar solos, reflexionar, sentirnos libres para hacer lo que queramos: leer, escuchar música o solo relajarnos. Nuestro tiempo y nuestro espacio personal son pilares fundamentales para crecer y poder ayudar a los demás.