La envidia

La envidia es un sentimiento natural y es natural sentirla, siempre y cuando ésta no domine nuestra vida y nuestros sentimientos. Cuando la envidia se transforma en un trastorno u obsesión porque impide sentir alegría y mostrar satisfacción por los éxitos ajenos. La educación desde la niñez y aprender a valorarse uno mismo son las mejores herramientas para superarlo.

¿Qué es la envidia?

La palabra envidia procede del vocablo latino 'invidere', que significa "mirar con malos ojos". La envidia se define como la sensación de admiración o deseo por tener algo que otro posee, y el rencor o resentimiento al ver el éxito del otro. Y podría agregarse el deseo de que el otro no tenga aquello que nosotros queremos.

La envidia se considera un tipo de emoción determinado por las influencias sociales y culturales, la educación y el ambiente o contexto en el que se desarrolla la persona. La culpa y la vergüenza son sentimientos que relacionan con la envidia dentro del mismo grupo.

La envidia no es siempre es un sentimiento malo sino que, al desear o admirar lo que tiene otro, podemos sentir un impulso para superarnos y trabajar en dirección de conseguir nuetros objetivos. La imitación y la identificación son dos mecanismos de maduración personal.

Tipos de envidia

Podemos distinguir dos tipos de envidia:

- La envidia positiva es aquella en la que admiramos y deseamos lo que posee el otro.

- La envidia destructiva es aquella en la que se desea que el otro pierda aquello que más deseamos.

La envidia va acompañada de sentimientos que se entremezclan: pena, rabia, tristeza, pesar, malestar, impotencia, autodesprecio y hostilidad, entre otros. Pero lo que provoca la verdadera envidia la provoca la gente común, envidiamos a la gente más cercana a nosotros, a la que está en una situación de cierta igualdad a la nuestra.

La envidia puede convertirse en un trastorno o problema grave cuando pasa a ser la emoción central de la vida de un individuo. Existen varias señales que pueden alertar el problema:

- Siempre que provoque sufrimiento y mantenga a la persona en un estado constante de ira y enojo.

- Cuando va unida al deseo de quitarle al rival sus posesiones, con el peligro de acabar agrediendo al envidiado y a realizar actos delictivos.

- Si impide disfrutar de aquellos bienes o cualidades que poseemos.

- Una vez que la persona envidiosa no reconoce la emoción que está experimentando y la transforma o distorsiona.

- Cuando se es incapaz de controlar esta emoción.

Cuando la envidia desemboca en violencia física o en una conducta delictiva implica un descontrol y con ello un mecanismo enfermizo, casi siempre un proceso neurótico, psicógeno grave. Pero también en la envidia leve y más banal existe un cierto trasfondo de agresividad, que se puede manifestar en conductas hostiles, comentarios descalificadores, desprecios, insidias, críticas negativas injustificadas y otros comportamientos de este tipo.

Causas de la envidia

Ejercen una gran influencia los factores sociales, culturales y ambientales, que van conformando el perfil de alguien envidioso. Algunos rasgos son los siguientes:

- Personas con baja autoestima.

- Egocentrismo.

- Personas que actúan motivadas por la ira.

- Personalidades antisociales, histriónicas o narcisistas.

- Personas mediocres, menos maduras y más neuróticas.

- Personas invadidas por temores, contradicciones y conflictos.

El origen profundo de la envidia suele ser la insatisfacción con uno mismo, el no gustarse ni aceptarse, no haberse perdonado ni haber hecho las paces consigo mismo.

En cuanto a la relación de la envidia con los factores culturales y sociales, es necesario destacar la influencia que ejercen en la actualidad los medios de comunicación porque transmiten la mentalidad de una sociedad consumista. Se utiliza la envidia como motor del consumo.

Consejos para superarla

- Aceptar la envidia como una emoción natural que nace de las necesidades humanas quitándole las connotaciones negativas.

- Manejar los sentimientos y las actitudes negativas derivados de la envidia.

- Conocernos a nososotros mismos y aceptarnos con nuestros defectos y virtudes.

- Perdonarnos nuestras propias limitaciones.

- Limitar nuestros deseos a nuestras posibilidades ciertas.

- Gustarnos y disfrutar de todo lo podemos hacer con lo que tenemos.

- Reconocer que algunas situaciones o personas provocan envidia.

- Evitar comparaciones innecesarias o excesivas durante la niñez.

- Educar a los niños desarrollando un talante solidario y abierto,alegrándose del bien ajeno.

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