Difícil diagnóstico
Marearse es algo muy frecuente y seguramente nos ocurrirá a todos más de una vez a lo largo de nuestra vida. La mayoría de las veces se trata de episodios sin trascendencia que se presentan de forma aislada y se resuelven espontáneamente. Pero en otros casos, la sensación de mareo perdura, se repite y se acompaña de otros síntomas. Y acaba por preocuparnos tanto que acudimos al médico para que encuentre la causa de esta afección aparentemente banal, pero que altera nuestra vida cotidiana.La primera dificultad surge cuando intentamos describir la sensación de mareo. A veces es sencillo explicar los síntomas con precisión, ya que se trata de sensaciones vagas de desequilibrio, flojedad y malestar. Pero en otras ocasiones resulta más complicado y lo explicamos como aturdimiento, vacío en la cabeza, vértigo e inestabilidad. Tanto los síntomas de lo que denominamos mareo como las causas que lo originan conforman un laberinto que resulta muy complejo de desentrañar, de diagnosticar correctamente.
El desvanecimiento o desmayo
El desvanecimiento o desmayo es muy frecuente y se debe a una alteración momentánea de la circulación sanguínea que acarrea una caída pasajera de la tensión arterial. La persona empalidece, puede perder totalmente el conocimiento y la mayoría de las veces transpira mucho. A veces se produce de forma súbita y otras comienza con sensación de enturbiamiento de la visión, confusión. Las causas que lo motivan son muy variadas: emociones fuertes, situaciones de stress agudo, visiones desagradables, incorporaciones bruscas, permanecer muchas horas de pie, al sol o en ambientes pesados y calurosos... Estos desvanecimientos son los más comunes, no son graves y tampoco requieren tratamiento médico. Para recuperarse es suficiente con recostarse, levantar las piernas y agachar la cabeza entre las piernas durante unos minutos.Pero si, debido al desvanecimiento, la persona afectada cae al suelo hay que comprobar que no se haya lastimado por el impacto y examinarla por si se ha producido contusiones, cortes, heridas u otras lesiones. No obstante, un desvanecimiento de estas características puede también ser manifestación de una alteración más seria, como una afección cardiaca. Arritmias, trastornos de la conducción y enfermedades valvulares son las más frecuentes. Por ello, considerando que un desmayo puede ser tanto un accidente sin importancia como el síntoma de un trastorno grave, y por muy trivial que parezca el episodio, requiere una revisión médica especialmente dirigida a descartar cualquier patología cardiaca.
Vértigo
Cuando los mareos van acompañados de sensación de movimiento y giro de lo que nos rodea, tenemos la impresión de que caemos o perdemos el equilibrio y además sentimos náuseas, ganas de vomitar y sudoración, nos hallamos probablemente ante un caso de vértigo, sensación desagradable que dura segundos, minutos u horas. Son muchas las causas que provocan estos vértigos: la más frecuente es el vértigo posicional paroxístico benigno, afección benigna pero molesta y que puede revestir cierta gravedad. Al mover la cabeza se desencadena una crisis de vértigo que se prolonga unos segundos o minutos.El vértigo se acompaña de una gran sensación de angustia y puede suponer la caída de la persona afectada. Las crisis se desencadenan con determinadas posturas de la cabeza. Hay un tratamiento farmacológico para este tipo de vértigo, pero la rehabilitación vestibular (ejercicios de movimientos de la cabeza para reeducar el órgano del equilibrio) es más eficaz que la medicación.
Las infecciones virales, muy frecuentes en invierno, pueden afectar al oído o al nervio vestibular y originar también vértigos que se asocian a la enfermedad respiratoria. Son pasajeros, de carácter benigno y ceden bien ante el tratamiento médico. En personas adultas y mayores una causa de vértigo es el Síndrome Meniére, afección caracterizada por una pérdida de audición (hipoacusia), ruidos en los oídos (acúfenos) y crisis vertiginosas. Asimismo, los individuos de edad muy avanzada que han sufrido un accidente cerebrovascular (trombosis, isquemia, embolia) pueden sufrir vértigos.
Tenemos hoy a nuestra disposición todo un arsenal terapéutico para el tratamiento del vértigo, pero no siempre se puede erradicar su aparición. Cuando sobreviene un episodio de vértigo, el afectado debe someterse a una exploración neurológica y otorrinolaringológica como primer paso para establecer el diagnóstico de la causa del vértigo y dar con el tratamiento adecuado.
Otro tipo de mareos
El mareo sin síncope ni vértigo casi nunca reviste severidad pero dar con su causa es realmente difícil. La experiencia médica revela que el afectado por estos mareos refiere normalmente tener la cabeza "vacía", la vista nublada y padecer la sensación de que va a caerse o perder el conocimiento, a pesar de que nunca llegue a producirse esta última circunstancia. Las exploraciones que se realizan al paciente deparan datos normales y los síntomas se achacan a la tensión baja, anemia, hipoglucemia o tensión arterial elevada pero rara vez están relacionados con estos problemas.La sensación de mareo sin síncope ni vértigo es frecuente en personas ansiosas, estresadas o con cuadros depresivos leves y puede reflejar un trastorno de somatización de problemas psicológicos. Otras veces puede darse en personas que sufren migraña, agotamiento, stress laboral, insomnio o (muy común), problemas con la vista. La hiperventilación es causa frecuente de esta sensación de mareo.
En pocas palabras, los mareos
El ser humano se relaciona con su entorno a través de los sentidos, y el equilibrio es la resultante del correcto funcionamiento de los órganos del cerebro que reciben la información de los sentidos. Una persona con mareos persistentes debeacudir al médico para poder descubrir cuál es la causa de éstos.En los mareos con desvanecimiento, la causa más frecuente es la cardiovascular, lo que obliga a una revisión cardiológica.
Cuando se produce crisis de vértigo, la exploración neurológica y otorrinolaringológica es obligada.
Si el mareo no se acompaña de vértigo ni de síncope y no hay otra enfermedad acompañante, la causa psicológica debe ser tenida en cuenta.