Visitar a una persona convaleciente en su casa parece una cosa muy simple pero no lo es tanto. Conocer los horarios de visita, si quieren o no recibir visitas... Pequeños detalles a tener en cuenta al decidir visitar a un enfermo. Aquí todas las pistas y normas de educación.
Lo primero que debemos averiguar es si el enfermo puede recibir visitas y, de ser así, si desea recibirlas. No todas las personas que están enfermas tienen el ánimo suficiente para conversar o no quieren que las vean durante su convalecencia. Debemos respetar su intimidad ante todo.
También, debemos saber que la visita no debe ser muy larga ni fuera del horario de visita. Es decir, no podemos presentarnos por la mañana temprano, a la hora de la siesta ni a la noche, momentos en que, seguramente, estará descansando. Nunca nos presentaremos a las horas de las comidas.
La visita no debe alargarse demasiado. Es un buen gesto ir de visita pero es muy descortés abusar del buen ánimo del enfermo y su familia. Media hora es un tiempo razonable para conversar un rato, saber cómo se encuentra y distenderse un poco. En el caso de familiares muy cercanos, las visitas pueden ser más largas porque también sirven para aliviar un poco a la familia en el cuidado del enfermo y hasta puede agradarle mucho el cuidado y la conversación de un familiar. Por ejemplo, los niños muchas veces quieren que sus abuelas los cuiden y mimen, sintiéndose más a gusto que con personal especializado.
En cuanto a la conversación, nos referiremos a temas más bien casuales, triviales, preguntarle cómo va avanzando en su proceso de recuperación. Charlar de cosas más bien alegres. No se puede, en ningún caso, dar malas noticias, hablar de temas escabrosos, de enfermedades, de lo desmejorado que está el enfermo ni nada por el estilo. Debemos recordar de no hablar a los gritos ni dar risotadas. Recordar siempre que estamos con una persona enferma.
Si decidimos llevarle un regalito debemos pensar bien lo que le obsequiaremos. Si tiene un régimen especial no le llevaremos bombones o el alimento que tenga prohibido. En el caso de alguien que está con una pierna enyesada, con lumbago pero no para un recién operado de la vesícula... El mejor regalo es una buena variedad de diarios y revistas, un libro interesante, un bonito ramos de flores.
Por último, las visitas a enfermos en su casa sólo están permitidas a familiares, amigos y gente de confianza. En el caso que no sea así, bastará con interesarnos por su salud, hacerle llegar un detalle de neustra parte a su casa con otra persona o por mensajero.
Cuándo y cómo visitar a un enfermo en su casa
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