Cuando decidimos visitar a una persona en su casa, debemos saber cómo comportarnos, cómo presentarnos y entrar en la casa. Algunas claves para ser un excelente visitante y no pasar apuros.
Cuando vamos de visita y llamamos a la puerta, cuando se y el que abre pide el nombre, hay que decirlo sin añadir nunca la palabra señor.
Si la puerta está cerrada, es gran descortesía golpear a la puerta fuerte y llamar más de una vez. Debemos llamar suavemente y esperar con paciencia a que abran.
Si vamos a la casa de una persona desconocida, de ninguna manera podemos entrar sin ser introducidos. Debemos esperar a que os digan que entremos, aunque la puerta esté abierta. Al entrar a la casa de otra persona, debemos andar haciendo el menor ruido posible y suavemente, no como si le abrieran la puerta a un huracán... Cuando se abre una puerta, se debe cuidar de cerrarla, si no hay nadie para hacerlo.
Si estamos frente a la puerta de una habitación, debemos tocar suavemente y alejarnos unos pasos hasta que abran porque, si estamos muy creca de la puerta, puede dar la impresión de que estamos escuchando o espiando el interior de la habitación. Cuando se espera en una sala o en la antecámara, no está bien pasearse y muchísimo menos silbar o cantar.
Al entrar en la habitación de una persona y ella no está, no debemos recorrer la habitación, inspeccionar las cosas y mucho menos leer cartas ajenas o papeles que estén a la vista. Lo correcto es retirarse cuanto antes y esperar fuera.
Si la persona que se visita está escribiendo o atendiendo otro asunto, no debemos distraerla, hay que esperar a que ella misma lo haga. Tampoco está bien entrar atrevidamente en un lugar en el que hay varias personas juntas ocupadas, a menos que un asunto urgente nos obligue a hacerlo.
Ir de visita: Cómo comportarnos en la casa que visitamos
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