Saber estar nos servirá a sentirnos más cómodos y sueltos en nuestro trato diario con los demás.
Saber caminar
Al caminar siempre debemos mantener la cabeza erguida y la mirada hacia adelante, los hombros no muy caídos. El cuerpo debe ir recto, sin inclinarlo ni encorvarlo pero tampoco forzando una posición que nos haga parecer tiesos como un palo. Los brazos deben moverse al ritmo del cuerpo, sin hacer grandes movimientos sino con naturalidad.La persona elegante jamás da pasos como de gigante ni arastra los pies. Lo correcto es caminar a paso ligero o moderado pero sin parecer que estamos en una maratón o con una lentitud excesiva. La expresión del rostro debe ser siempre serena y adaptarse a las circunstancias en las que nos encontremos.
Cómo sentarse
Nuestra postura al sentarnos no debe ser rígida pero tampoco desgarbada. El respaldo de una silla es para apoyar la espalda, manteniendo la columna recta pero con comodidad.Los hombres deben evitar cruzar las piernas a la altura de las rodillas o separarlas en exceso. Lo correcto es mantener las piernas verticales, formando ángulo recto con las rodillas. La suela del zapato no debe ser exhibida en ningún momento ni ponerla cerca de la otra persona.
Las mujeres deben cruzar las piernas a la altura de los tobillos y no en la rodillas como lo hacen con más frecuencia. Esto les evitará cansancio y los típicos problemas con el largo de la falda y la incomodidad a la hora de levantarse el asiento.
Las manos
Cuando estamos nerviosos o esperando, tendemos a tener gestos o tics muy poco elegantes como revisarnos las uñas, rascarnos, tocarnos la boca o las orejas. Todo esto hay que erradicar y mantener una postura discreta.La gesticulación de las manos depende mucho, también, de las diferentes culturas. Por ejemplo, en la cultura anglosajona es signo de buena educación no mover las manos al hablar. En cambio, en la cultura latina, la gesticulación es usada muy frecuentemente.
Si no estamos usando las manos, lo correcto es ponerlas sobre el pecho, a la altura de la cintura, o apoyar la derecha sobre la izquierda.
Al estrechar la mano, no apretar excesiva o prolongadamente la mano de otra persona. Tampoco es agradable ni de buena educación ofrecer una mano demasiado blanda. Lo correcto es que el apretón de manos sea firme y breve.
Los hombres no deben estrechar la mano de una mujer a menos que sea ésta quien extienda su mano en primer lugar. El contacto físico entre un hombre y una mujer es prerrogativa de ésta.