Alicia Moreau de Justo

Conozcamos un poco sobre la vida y obra de una mujer argentina, luchadora incansable, que se dedicó en cuerpo y alma a la defensa de los derechos de la mujer, de los más necesitados y a trabajar sin descanso por los derechos humanos hasta el final de sus días.

En el año 1871 se produce la primera insurrección de los comuneros en París. En aquella lucha, había combatido Armand Moreau. Tiempo después, éste viaja junto a su esposa María Denanpont rumbo a Argentina, donde se establecerá junto a su familia.Pero ese republicano y librepensador, distante ya de las luchas de su juventud, encontrará en una de sus hijas -Alicia- la continuación de aquellas esperanzas y rebeldías.

Alicia Moreau de Justo nació en Londres, Inglaterra, el 11 de octubre de 1885.Estudió Magisterio en la Escuela Normal Nº 1 de Buenos Aires. Allí conoció al profesor Delio Aguilar y al doctor Eduardo Holmberg, quienes la pusieron en contacto con el darwinismo social, concepción totalizadora que comprende la explicación del hombre y de la historia como la lucha entre las razas, entre las naciones que comprenden las razas, entre las clases dentro de cada nación y entre los individuos de la clase. Para el darwinismo la economía política era una aplicación a la especie humana de las leyes biológicas que regían la lucha por la vida en todas las sociedades animales. Es decir, que las sociedades humanas evolucionan dentro de leyes biológicas especiales, que son las leyes económicas.

Juventud: feminismo, socialismo y sus estudios

En esa época la enseñanza media todavía permanecía al margen de las corrientes del pensamiento positivista, que ya dominaban la enseñanza superior. Como años después el marxismo sería un tabú para muchos licenciados en economía, sociología, historia o filosofía, el darwinismo era considerado como subversivo en la enseñanza media. Alicia fue conociendo y profundizando sus estudios más allá de los textos escolásticos escritos en su mayoría por jesuitas como los principios de filosofía de Jaime Luciano Balmes. Al cursar 5º año de la Escuela Normal, se acercó a las clases libres que dictaban en la Facultad de Filosofía y Letras Horacio G. Piñero, sobre psicología moderna, y Nicolás Matienzo, sobre Lógica. Le atraía mucho el estudio de la filosofía, pero creía que era necesario combatir el dolor humano, es por ello que decide ingresar a la Facultad de Ciencias Médicas.

Alicia comienza a perfilar un espíritu crítico que se manifiesta incluso en la manera de enfrentar sus estudios de medicina. En las prácticas en el Hospital de Clínicas, comprueba que muchas de las enfermedades tienen su origen en la miseria que padecen los trabajadores al estar sometidos a un régimen social injusto. Para poder combatir la desnutrición, la tuberculosis, la sífilñis, el alcoholismo había que dirigirse a su origen social. No bastaba con curar la enfermedad sino que había que atacar el mal desde la raíz. Para ello Alicia Moreau comprende que a la acción de terapeuta debia unirse la labor del político y la del reformador social.

Habiendo ingresado a la universidad en el año 1907, egresa en 1914 con diploma de honor. Fueron años de estudio y de militancia comprometida. Alicia se convierte al socialismo. su primera lectura marxista fue "La situación de los trabajadores en Inglaterra" de Engels.Al leer el libro, se emociona y comprende que el único camino para combatir el capitalismo (considerado como un sistema de despojo y sufrimiento) es el socialismo.

En 1906 tuvo lugar en Buenos Aires el "Congreso de librepensamiento", organizado por científicos, escritores e intelectuales vinculados con la masonería. Allí tiene Alicia su primera aventura política e idelológica. Se inscribió y presentó un trabajo titulado "La Educación". Dirá en esas páginas juveniles: "La escuela que elabora el porvenir es la escuela libre, sin dogmas, dirigida por el conocimiento exacto de la naturaleza humana y del desarrollo de la vida; la que tiene sus educadores en todas partes: en la familia, en la ciudad, en el país, en el libro, en el museo; la que es una acción social a la cual todos deben contribuir, vivificada la gran ley de solidaridad que es la razón de ser de la humanidad".

En ese congreso, conoce a la anarquista española Belén de Sárraga. Fue una experiencia inolvidable para Alicia, quien toma así contacto con una mujer revolucionaria. Un mes después el socialista Angel Giménez le pidió que dictara un curso de conferencias de divulgación popular en la "Sociedad Luz", de Barracas. Así se acerca al movimiento obrero. Había leído algunos autores anarquistas, pero ya se ve en el socialismo científico de Marx y Engels el camino más apto para lograr la transformación de la sociedad.

Junto a la "Sociedad Luz", e inspirado por el doctor Enrique Del Valle Iberlucea, comenzó a funcionar el "Ateneo Popular". Alicia participa en su fundación. Ese núcleo marxista comenzó a editar en 1908 la "Revista Socialista Internacional", que a fines de la década cambia su nombre por el de"Humanidad Nueva".

Pionera del feminismo argentino, participa en la creación del primer Centro Feminista y del Comité Pro-Sufragio Femenino en 1907. Con ella figuraron Elvira Rawson de Dellepiane, Sara Justo y Julieta Lanteri. Pero entre esas mujeres se destacó la profesora Raquel Camaña, inteligente y valiente propulsora de la educación sexual. El Centro Feminista de Buenos Aires estableció contacto con las uruguayas Paulina y Clotilde Luisi, estrechando los vínculos de las mujeres rioplatenses. Para ella el feminismo no era algo ajeno a la realidad social. La mujer se libera junto al hombre y no contra él. Esa liberación es una forma particular de la lucha contra el capitalismo y las injusticias sociales.

En 1919 el núcleo de mujeres renovadoras crea la Unión Feminista Nacional. A ellas se suma Julia García Games. Los principios de la Unión Feminista Nacional son sintetizados en cinco puntos:

1- Cooperar en todo lo que signifique perfeccionamiento físico, intelectual y moral de la mujer; apoyar toda la obra que tienda a capacitarla en su acción social.

2- Trabajar por la emancipación de la mujer en la familia y en la sociedad; en consecuencia iniciará y propiciará movimientos tendientes a modificar las leyes que traban a la mujer en su acción individual, colocándola en situación inferior al hombre.

3- Cooperar en toda obra que contribuya a facilitar y mejorar el trabajo femenino; por lo tanto se preocupará en la reglamentación del trabajo en la industria y en el comercio y de elevación de los salarios del trabajo femenino, basándose en el principio 'a igual trabajo, igual remuneración'.

4- Tender a centralizar los esfuerzos hechos en favor de la emancipación femenina propiciando la organización de una federación de centros.

5- Propender a la formación de comités en el interior de la República que respondan a los mismos fines. Mantendrá con tal motivo relaciones con asociaciones extranjeras de igual índole.

Alicia escribe, milita, participa en reuniones culturales, difunde los ideales de una democracia avanzada. Desde Rusia llegan los resplandores de la guerra civil, que anuncian un nuevo mundo. Cae el imperio absolutista de los Zares y se constituye bajo la dirección de Lenin y León Trotsky el primer estado obrero. Alicia vive momentos maravillosos. "Durante años -recuerda- seguimos el proceso de los luchadores rusos. Los nihilistas y los bolcheviques eran las fuerzas más pujantes de la revolución.

Cómo no recordar Rusia en las tinieblas (Memorias de una nihilista), de Vera Figner, y La mujer nueva y la moral sexual, de la revolucionaria Alejandra Kolontay. Cómo olvidar a los valientes revolucionarios de 1905 y 1917. Los años pasaron y vino el stalinismo que instauró un sistema de opresión. Muchas veces me he preguntado si la revolución podría haberse mantenido sin la presión de la fuerza. Las masas campesinas eran muy atrasadas. Pero el stalinismo adquirió aspectos negativos que en muchos sentidos deformaron los ideales de 1917".

La Gran Guerra desangraba a los pueblos y Alicia Moreau trabaja por la paz, inspirándose en el ideario de Jean Jaurés, socialista francés a quien había conocido cuando éste visitó a Buenos Aires en 1911. "Sin embargo, el hecho de la guerra -dice- sirvió para que la mujer, al reemplazar al hombre en la retaguardia, en el trabajo industrial, en el campo y en otras actividades, demostrara su aptitud, responsabilidad y capacidad. Al final de la contienda las mujeres inglesas lograron los derechos electorales".

En 1921 se afilió al Partido Socialista. De allí en adelante la acción política constituirá para ella una tarea permanente. Fue miembro del Comité Ejecutivo del PS, directora de La Vanguardia (1956/1962), conferencista y propagandista. Publicó varios libros y ensayos, entre otros, "La mujer en la democracia" (1944) y "El socialismo según Juan B. Justo" (1946). Para ella la lucha de clases es sinónimo de transformación. Puede adquirir formas violentas, pero la historia se construye y se transforma con la acción consciente de la clase trabajadora organizada políticamente.

Ideas y acciones

Contrajo matrimonio con el doctor Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista. De esa unión nacieron tres hijos: Juan, Luis y Alicia Justo.

Para Alicia Moreau, Marx había descrito en el Manifiesto Comunista el proceso histórico como la lucha de clases. "La lucha de clases -expresa- sobrepasa forzosamente el plano económico y abarca la total existencia humana". Reconoce que "las armas del proletariado en la lucha por su emancipación son su conciencia de la dignidad y del valor social de cada individuo, la organización sindical y política, la unión nacional e internacional de esos organismos y el conocimiento cada vez más claro del inmenso valor de su función productora y económica, de la fuerza que proviene de su masa y de su irrupción en el sistema de gobierno, antes reservado a minorías".

Se pregunta si es posible lograr el cambio substancial que implica el socialismo sin recurrir a la violencia, a la previa "destrucción de lo existente, o de una parte de lo existente". "¿La organización capitalista se dejará vencer -se interroga- sin resistir con las armas que ella misma ha puesto para su defensa en manos de una parte del pueblo (ejército, policía)? En otros términos ¿No será necesario llegar a la revolución para que, apoderándose del poder, el proletariado realice, desde el gobierno, la última etapa, la más difícil, la transformación de la propiedad individual en propiedad colectiva?".

Alicia Moreau contesta a esas preguntas: "La revolución, es decir, la acción violenta, es sobre todo un movimiento político y este es significado de los diversos movimientos revolucionarios. Paralelamente, se produce el desarrollo científico-técnico. Ambos conjuntos de procesos complejísimos han reaccionado los unos sobre los otros en una red de interreacción muy difícil de desentrañar. El socialismo es inseparable de la democracia porque en ella encuentra el instrumento de realización menos cruento; porque en ella está contenida una de sus finalidades, la finalidad tal vez esencial, la valorización del individuo, la exaltación del derecho de todo ser humano a la plenitud de su propia vida".

En 1932 Alicia Moreau de Justo elabora un proyecto de ley de sufragio femenino que es presentado por el diputado socialista Mario Bravo y obtiene la aprobación del Senado, en medio de una amplia movilización de mujeres y presión de las organizaciones feministas. Sin embargo el proyecto fue rechazado por el Senado, donde predominaba ampliamente los conservadores.

Durante la década 1930-1940 se desempeñó activamente en las campañas de solidaridad argentina en apoyo de la República durante la Guerra Civil Española. En 1936, cuando se realizó en Buenos Aires la Conferencia Panamericana de Cancilleres, organizó en forma paralela la Conferencia Popular por la Paz en América, a la que vinieron representantes de todo el continente.

Con la aparición del peronismo a partir de 1943, y durante los dos primeros gobiernos de Juan D. Perón, Alicia Moreau de Justo manifestó una clara oposición, en línea con la política del Partido Socialista, criticando los aspectos no democráticos del peronismo. En 1946 escribió su libro "La mujer en la democracia".

El voto femenino y la lucha por la paz

En 1947 el peronismo sancionó la ley del voto femenino, y en 1949 sancionó una nueva Constitución Nacional que establecía la igualdad plena de la mujer y el hombre y la responsabilidad compartida frente a la patria potestad. Alicia Moreau de Justo, a pesar de su oposición al peronismo, se alegró y apoyó esas decisiones, que concretaban el objetivo por el que había luchado durante 40 años. Cuenta Cecilia Lérici, una dirigente del Partido Socialista, que en aquel momento dijo: "¡Qué bueno!, aunque venga del gobierno peronista".

A pesar de su oposición al peronismo, nunca tuvo una actitud despectiva para con Eva Perón, a quien consideraba que, pese a que era utilizada por el sistema, "era una mujer muy rebelde,... (que) después, cuando se dedicó a aliviar la situación de los trabajadores, expresaba también ese mismo sentimiento de rebeldía de las que querían el sufragio".

Como parte de su larga lucha pacifista, en 1947, luego de la Segunda Guerra Mundial, Alicia Moreau de Justo fundó la filial argentina del Acuerdo Mundial por la Paz que agrupaba "a todas las mujeres del mundo que desean luchar contra la guerra, con espíritu de justicia y solidaridad humanas". Fue representante de la Argentina en el Congreso Mundial Femenino que se realizó en París ese año.

En 1951, las mujeres argentinas pudieron votar y ser votadas para cargos nacionales por primera vez en la historia. Alicia Moreau de Justo integró la lista de diputados nacionales junto a otras mujeres socialistas. Sin embargo, en el marco de la persecución del gobierno contra los opositores, Alicia Moreau de Justo fue detenida y, luego de liberada, debió esconderse por lo que no pudo votar.

Luego del golpe militar que derrocó al Presidente Perón en 1955, Alicia Moreau de Justo fue designada por el Partido Socialista como una de los cuatro miembros que le correspondían en la Junta Consultiva Nacional creada por el gobierno militar. Fue el único cargo público que desempeñó en su vida, pero personalmente no estaba de acuerdo, debido a su posición anti-militarista.

Después del golpe militar el Partido Socialista se dividió internamente en dos grupos: un ala conservadora que apoyaba calurosamente al gobierno militar y exigía una drástica represión del peronismo, encabezado por Américo Ghioldi, y otra ala más popular que sospechaba de los militares en el gobierno y pretendían establecer buenas relaciones con un peronismo democratizado. Este último grupo tenía como cabezas más visibles a Alfredo Palacios y Alicia Moreau de Justo. Por entonces ella sostenía que peronistas y antiperonistas debían unirse para la transformación de una sociedad basada en la desigualdad económica.

La Vanguardia y el Partido Socialista

En 1956 fue nombrada directora de La Vanguardia, el importante periódico del Partido Socialista. Moreau de Justo le imprimió al periódico partidario un contenido crítico del gobierno militar, que fue duramente cuestionado como populista por el ala conservadora del partido, llegando a acusarla de manejos delictivos.

En 1958 las diferencias entre ambos grupos era de tal magnitud que produjo la ruptura del Partido Socialista en el 44º Congreso. Se formaron entonces dos partidos: el Partido Socialista Argentino y el Partido Socialista Democrático. Alicia Moreau de Justo, junto a Alfredo Palacios, José Luis Romero, Carlos Sánchez Viamonte, entre otros, integró el PSA (Partido socialista Argentino). Continuó como directora de La Vanguardia hasta 1960, adoptando entre otras posturas la necesidad urgente de la reforma agraria y el apoyo a la Revolución Cubana. Debido a la oposición interna dentro del PSA, debió renunciar a la dirección del periódico en 1960.

En 1972, cuando el Partido Socialista Argentino se fusionó con otros grupos socialistas para conformar el Partido Socialista Popular, Alicia Moreau de Justo se alejó del mismo discrepando con su cercanía al peronismo, para formar la Confederación Socialista Argentina, junto a dirigentes como Héctor Polino, Alfredo Bravo y Elena Tchalidy, entre otros.

Derechos Humanos

En 1975 fue una de las fundadoras de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), convocada por Rosa Pantaleón, junto con el obispo de Neuquén don Jaime de Nevares, el rabino Marshall Meyer, el obispo Carlos Gatinoni, Raúl Alfonsín, Oscar Alende, Susana Pérez Gallart, Adolfo Pérez Esquivel y Alfredo Bravo. La APDH desempeñó un importante papel de resistencia al terrorismo de estado durante la dictadura militar que gobernó entre 1976 y 1983. En esos años Alicia Moreau de Justo acompañaba a las Madres de Plaza de Mayo en sus famosas rondas frente a la casa de gobierno, presentaba peticiones de libertad a la junta militar y a los jueces.

En 1979, cuando la actividad política estaba prohibida, participó junto a dirigentes de la Confederación Socialista Argentina y el Partido Socialista Popular, en un acto en el tradicional salón de la mutual socialista Unione y Benevolenza, de la Ciudad de Buenos Aires.

En 1980 fue una de las encargadas de recibir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la OEA, una de las acciones internacionales que más dañaron al Proceso de Reorganización Nacional.

En 1981, aún en la clandestinidad, impulsó la reunificación del Partido Socialista mediante la creación de la Unidad Socialista en alianza con el Partido Socialista Popular y el Partido Socialista del Chaco, siendo elegida presidenta.

En 1982 fue una de las pocas dirigentes políticas que se opuso frontalmente a la Guerra de las Malvinas, consecuente con sus principios anti-militaristas.

En 1985 cumplió 100 años y fue el centro de un homenaje en Unione e Benevolenza, en el que participó todo el espectro político y social de la Argentina, y durante el cual dio su último discurso público, especialmente dirigido a los jóvenes y a las mujeres.

Alicia: una vida dedicada al trabajo y los ideales

El valor de Alicia Moreau de Justo no se encuentra en la supervivencia a través de los años, sino en la actuación política y social indeclinable, inteligente y al servicio de un ideal. Por ese extraño sortilegio del tiempo, Alicia Moreau de Justo ha podido vincular las barricadas de los comuneros de París, en la primavera de 1871, con la lucha de las Madres de la Plaza de Mayo, en 1978 en Buenos Aires.

Entre esos dos extremos, una generosa vida ofrecida a toda causa de bien público, al mejoramiento de las condiciones de trabajo de las mujeres, a reclamar el voto femenino desde 1910, a combatir las guerras y el armamentismo, bregar por la paz y por una niñez sana. Esta singular mujer vio huelgas y manifestaciones, motines y cuartelazos, guerras y destrucción, sin cejar por eso jamás en su accionar por una sociedad más justa y libre.

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