Eva Konigova nació en la República Checa, muy cerca de la frontera con Alemania. Su pasión por la fotografía y sus cualidades la empujaron naturalmente al mundo del modelaje y de la belleza. En esta entrevista concedida en forma exclusiva a EstiloSalta.com, Eva nos descubre ambos lados del duro oficio de modelo: el del glamour y el de la carencia de trabajo.
Dueña de un estilo muy particular, Eva desgrana en esta entrevista temas que van desde su pasión por los viajes y el descubrimiento de nuevas culturas, hasta sus deseos de conocer la Argentina. No rehuye a temas como el estatus de la mujer en su país y en Europa, la delgadez de las modelos y nos da consejos para una vida sana y feliz.
¿De dónde eres?
- Nací en la República Checa, a unos 110 kilómetros de Praga, en dirección hacia la frontera con Alemania, en una ciudad pequeña que se llama Děčín. Hace treinta años ya. Lo digo con orgullo porque no tengo problemas en decir la edad.
Soy la tercera, la más pequeña de tres hermanos. Mis hermanos, que se llaman David y Martin, viven allí. Ninguno de nosotros se ha casado todavía ni tenemos hijos. Somos muy unidos.
¿Cuándo comenzaste en a pensar en el mundo de la moda y la belleza?
- Comencé a pensar en ello a los 16 o 17 años, que es cuando uno empieza a salir, a hacerse los primeros retoques, a maquillarse un poco. Siempre, desde pequeña, me ha gustado la fotografía y no sólo ponerme delante de la cámara sino también hacer mis propias fotos.
Todo el mundo me decía que era muy fotogénica, y así he empezado haciendo fotografías en blanco y negro que son las que más me gustan. Siempre he estado detrás del tema de la moda, aunque todavía no pensaba en ser modelo.
Pero después, a los 17 años, no recuerdo bien por qué, se me dio por intentarlo y me apunté a una agencia de modelos en Děčín. Ella me enviaba a los castings y así he podido hacer algunas cosas pequeñitas. Porque tampoco hay que exagerar y hay que decir que en esta profesión hay que tener suerte, sobre todo, y saber estar en un momento determinado en un sitio determinado. He hecho trabajos para revistas de jóvenes con consejos de cosmética, salones de automóviles y cosas como estas.
¿En tu país el mundo de la moda atrae especialmente a las niñas más que en otros sitios?
- Yo no diría tanto. Antes no había tanto trabajo en la República Checa y las modelos tenían que salir fuera. En Praga o en ciudades grandes es diferente porque hay agencias más grandes, de nivel internacional, que tienen modelos conocidas. Pero casi siempre te mandan fuera porque hay poco trabajo. No es como en otros países del extranjero donde hay modelos específicos para las manos, para la cara, para las piernas. Allí tienes que ser alta, pero una persona como yo puede hacer catálogos de ropa o fotografía. Si no hay bastante poco trabajo.
¿Qué tipo de trabajos hiciste como modelo?
- Hice unos calendarios. Eran unas postales navideñas para unas empresas. He hecho algunos trabajos para revistas como Bravo o Ragazza, pero cosas esporádicas. En realidad, poco para lo que a mí me gustaría. Siempre uno aspira a más.
¿Qué es lo que más te gusta de tu profesión?- Ahora más bien estoy detrás de la cámara. Me gusta mucho hacer las fotos, aunque me gusta también que mi novio me haga fotos. Me gusta mucho trabajar con las caras, las expresiones, porque te imaginas cosas y porque también el fotógrafo te lleva. Me gusta cuando te dicen cómo ponerte, cómo te preparan, los focos y todo lo que traen. Luego, te vistes con ropas que normalmente no te pondrías. O a veces haces fotos con un toque un poco más sexy, un pantaloncito corto o sólo en bañador. Yo, que soy una persona tímida, al ponerme delante de una cámara me encuentro más suelta, más relajada que en la vida real.
¿Y qué es lo que menos te gusta?
- Quizá el pudor que provocan ciertos trabajos. Cuando tocaba hacer algo en bikini, por ejemplo. La foto de la cara que tú conoces es una foto para lencería. Tengo sujetador, se ve, pero tampoco se enseña nada más que de la cintura para arriba. Es difícil hasta que uno consigue relajarse, porque uno se ve delante de un hombre que te está haciendo la foto y no te consigues relajar. Me costaba muchísimo y me sigue costando.
Pienso que a la mayoría de las chicas de pasarela que tienen que llevar modelos de ropa transparente, por ejemplo, les pasa igual. Pero te tienes que olvidar, centrarte en lo que estás haciendo. Te olvidas del mundo que te está rodeando y no ves a nadie. El hombre no te mira como hombre; tú como mujer te lo imaginas, pero igualmente él ha visto más quizá en la vida que tampoco te mira ya como otra cosa que no sea un trabajo que tiene que hacer.
¿Has viajado mucho?
- He viajado por Europa, eso sí. He trabajado también para una agencia en Alemania en donde estuve años, no como modelo sino como administrativa, aunque allí tenía también mi book y hacía cositas. Por ejemplo, algo para una revista, una entrevista y un reportaje fotográfico sobre el frío y la nieve en donde aparezco esquiando.
Creo que no aguanté demasiado. Es una cosa que tienes que esperar. No todos los días te llaman para un trabajo, por lo que uno tiene que tener paciencia, bastante paciencia a veces. Quizá podría haber aguantado más, pero pensé que en aquella agencia no haría gran cosa. Prefería Praga, en donde hice varios castings, pero es muy difícil porque hay muchas chicas, guapísimas, altísimas y es difícil colocar a todas las chicas en todos los sitios.
Pero como me gusta viajar, para mí era perfecto. A donde me mandaban allí iba yo. Conozco Alemania casi entera.
¿Has vivido en otros sitios?
- Eso sí. Porque a mí me gusta conocer la gente. Quedarme en los sitios no sólo una semanita de vacaciones; me gusta quedarme por ejemplo un mes, dos meses. En Alemania me quedé a vivir en Düsseldorf como tres meses. Hice unos trabajitos de camarera en cafeterías y cosas así. Me gustó mucho pero los alemanes son muy fríos para mi gusto. No se sueltan, así que tampoco aguanté mucho.
Luego me fui a Italia, en donde también viví. Me gustó, pero me fui al Norte, a los Dolomitas, a una ciudad que se llama Bolzano. Estaba con un novio que era cocinero en un hotel de las montañas, así que estaba muy bien atendida. Los italianos son ya más parecidos a los españoles, tienen más alegría. Pero más al Sur mejor, porque me fui luego a vivir a Nápoles, que me gustó más que ningún otro sitio, aunque a la mayoría de la gente no le gusta demasiado. Dicen que es muy sucio y tal, pero yo estaba allí en la playa encantadísima. No me quería ir a casa. Luego me vine a España y aquí me quedé.
Vine hace casi diez años. El primer año viví con una familia como un intercambio para aprender el idioma y los nueve restantes con mi novio actual. Al principio regresaba frecuentemente a la República Checa, pero después ya me gustaba tanto que volvía una y otra vez. Y como ya conocía a la familia, me dejaban en su casa. Vivía en Atocha en una calle que se llama Amor de Dios.
Por el amor, que le toca a uno cuando menos se lo espera. Lo dejé todo: mi familia, mi novio de entonces, y me enamoré completamente de un español típico de Cádiz.
¿Qué te gusta particularmente de España?
- De España me gusta el clima, el sol y el calorcito. Yo que vengo de un país fresquito, me gusta aquí porque hay más sol y es más intenso.
¿Hablas muchos idiomas?
- Pues inglés, español y checo. Antes hablaba alemán, porque cuando vivía allí lo hablaba. Pero ahora no me preguntes nada casi se me ha olvidado. En el colegio teníamos que aprender obligatoriamente el idioma ruso. Era la época en que nos ocupaban los rusos, tan simpáticos. Ya después de la revolución podíamos elegir entre alemán e inglés. El idioma alemán me parece muy duro.
Como mi padre vivía a sólo catorce kilómetros de la frontera con Alemania, recuerdo que a veces iba a comprarme zapatos a Alemania en bicicleta, y así se va aprendiendo el idioma. Ahora con el español se puede hablar ya casi por todo el mundo. Por ejemplo, en Praga han abierto el Instituto Cervantes y hay mucha gente que quiere aprender el español así como hay mucho interés por España en general.
Háblanos un poco de Praga...
- Praga es un destino turístico importante ahora más que nunca. Yo me voy el próximo día 2 de julio y ya estoy ansiosa por irme, porque tengo ganas de tomar mi cervecita checa y una buena comida. Una compañera de curso me comentó que hay en Praga una cafetería con una repostería exquisita, que yo ni siquiera conocía. ¡Me lo tenía que contar una española!
Los castillos de alrededor de Praga son muy bonitos. Todo mundo debería viajar para conocerlos. Conocer los distintos lugares y conocer cómo vive la gente enriquece a las personas y desde luego aumenta los conocimientos de uno a la hora de hablar con otras personas.
¿Para cuándo la Argentina?
- A mí es que me gusta mucho viajar, aunque todavía me falta conocer los Estados Unidos y la Argentina. Mi novio conoce la Argentina. Ha viajado muchas veces porque su padre vivió allí como tres o cuatro años. Era ingeniero de Iberia y le mandaban a sitios así. Le gustaba muchísimo, y siempre me habla muy bien del país, de la carne y de lo bien que se lo pasa allí. Aún me quedan muchos sitios pendientes para viajar. El mundo es grande y la vida es larga, así que hay que aprovechar cualquier minuto de la vida para cosas así.
¿Cómo te cuidas?
- Pues con la comida, principalmente. No uso cremas reductoras ni pastillas, por principio. Lo de las cremas anticelulíticas y reductoras es todo mentira. Lo siento mucho pero es mi opinión personal. Son cremas que te lo reducen instantáneamente por el frío. Nunca te puedes quitar todo, porque si de verdad existieran estas cosas, nadie luciría mal.
Lo básico para mi es la comida y el ejercicio. Hay que saber combinar las dos cosas, sin matarse, porque tampoco se trata de hacer todos los días ejercicio pero por lo menos dos o tres días por semana andar durante una hora o montar en bicicleta. Hay ejercicios que uno no necesita hacer en un gimnasio. Yo hago la mayoría de los ejercicios en casa, no estoy apuntada a ningún gimnasio. Son ejercicios con poco peso, ejercicios aeróbicos.
Y en la comida me cuido bastante. A veces soy un poco obsesiva con esto, pero pienso que hay que comer de todo, en pocas cantidades y cinco veces al día. Porque eso impide que tengas sensación de hambre durante el día. No es bueno por ejemplo no tomar desayuno y comer luego mucho a mediodía y no comer nada por la noche. Hay que tener el metabolismo acelerado y entonces lo aceleramos comiendo. No es conveniente comer alimentos muy pesados pero una vez a la semana uno se puede permitir comer hasta reventar, por decirlo así.
¿Y los cuidados más localizados, como la cara, por ejemplo?
- Bueno, la edad te empuja a empezar a utilizar cremas faciales. Antes era muy reacia a eso. No soy una persona que se maquille mucho. Un poco los ojos y nada más. Hay que lavarse bien la cara y cuidar el cutis con cremas. De esta forma uno está bien cuidado por fuera y por dentro.
Pero no hay que olvidarse de la mente. Hay que leer mucho y cultivarse también por dentro. Siempre tengo un libro en la mano, de todo tipo. Hay que enterarse de todo. Me gusta saber. Lo que no me gusta en cuando no sé, cuando alguien habla de un tema determinado y quieres opinar y no sabes.
¿Qué opinas de aquel tópico de la mujer bella, de la modelo que no tiene nada en la cabeza?
- Mira, otra modelo que también salió de mi ciudad y que frecuentaba un bar en el que yo trabajaba, se llama Carolina Kurkova. Me la encontré en las últimas navidades en la discoteca de Děčín No la reconocí porque estaba con su gorrito y tal. Es muy simpática y para nada tonta. Esta chica también tiene su carrera y sus cosas.
Yo creo que hoy en día las modelos se preparan mucho también en otras cosas, porque no es un trabajo para siempre. Entonces luego se vuelven empresarias y para ello tienen que tener alguna idea en la cabeza. Pero hay algunos extremos, porque tienes chicas como Paris Hilton a las que el dinero hace innecesario el desarrollo de otras cualidades. Hay que formarse porque un día te pasa algo, te cambia el destino y tienes que ser versátil en la vida.
¿Qué tienen de especial las mujeres checas, por qué son más bellas e interesantes?
- Yo creo que es por el tipo, por la forma redondeada de la cara quizá. Por ejemplo mi novio cuando estaba allí me decía que le parecía que todas las chicas eran como iguales o por lo menos que tenían los mismos rasgos. Eso no lo veo yo, pero desde fuera lo ven. El nuestro es un tipo de persona con la piel, los ojos y el pelo más claros. Sucede como con las rusas, que son un tipo muy definido.
De las españolas, por lo menos en mi país, tenemos la idea de una mujer morena, con ojos marrones y el pelo muy oscuro. Pero luego la realidad es otra, porque también hay de todo. Quizá a las checas nos tengan un poco encasilladas en este sentido por las modelos que han destacado, así como Carolina Kurkova, también Eva Herzigova, tienen más o menos el mismo estilo, rubias, con la piel blanquísima y las piernas muy largas. Luego te piensas que todas son así, pero hay también de todo.
¿Piensas que en los países del centro de Europa el tipo de mujer es de alguna forma más estilizado que en los países mediterráneos?
- Creo que es una cuestión de modas, porque la moda de ahora impone un tipo de mujer estilizada, pero creo que, al contrario, del tipo centroeuropeo destacan las curvas. Hace algunos años se valoraban más las curvas. Hablo de cuando destacaban modelos más curvosas como Cyndi Crawford. No hablo de curvas rellenitas, para nada. En mi país se dice que las chicas son "sangre con leche", por el color en las mejillas, por la carita redonda. Yo no diría que son tan flaquitas.
¿Qué opinas de la promoción de la delgadez entre las modelos?
- Creo que es preocupante. De todas formas, medidas como la que han tomado recientemente en la Pasarela Cibeles de medir la masa corporal de las modelos para descartar a las que no dieran la talla, parece en principio injusto porque puede haber chicas naturalmente delgadas, sanas, que tengan padres altos y espigados. No se las puede descartar sin causarles un perjuicio. Pienso que más que la delgadez deberían promocionar el deporte y la vida saludable. Creo que hay que valorizar el cuerpo que se consigue a base de deporte y no en base a cirugía o ayunos prolongados.
¿Cuál es tu modelo favorita?
- Para mi es Christy Turlington. Tiene una cara perfecta. Me encanta desde siempre, es mi favorita. Luego me gusta bastante Naomi Campbell. Fue la primera modelo negra que más destacó, lleva muchos años en la moda y sigue igual. Luego de las modelos checas me gusta Eva Herzigova pero últimamente se ha puesto muy delgadita.
¿Qué opinas de esta especie de revival de las modelos treintañeras?
- Es algo más realista creo yo. Al público no se le puede ofrecer sólo la imagen de niñas quinceañeras, porque personas como yo, que estamos en los treinta, no nos sentimos identificadas cuando vemos un anuncio hecho por una niña de veinte años o aun menos. Entonces no te atrae tanto el producto, porque ¿quién se va a creer que poniéndome yo esta crema voy a tener una cara de una adolescente? La gente necesita también ver modelos de su edad. En productos como cremas faciales, es casi obligado volver a las modelos mayores, porque es más realista.
¿Cómo es la nueva mujer del siglo XXI?
Yo diría que estamos avanzando cada vez más. Las veo más independientes, más fuertes. Están presentes en cada vez más ámbitos de la vida. Claro, yo vengo de un país donde las mujeres son bastante independientes. Allí es muy normal trabajar, aunque tengas hijos. Yo vine con este espíritu. Y aquí en España me parece que hay un retraso en este aspecto. Me gusta porque veo que las mujeres tienen hoy más iniciativa, más ambición por conseguir algo. Aunque todavía falta camino por recorrer, porque se mantienen algunas desigualdades importantes como la diferencia entre los salarios de los hombres y los de las mujeres.
¿Qué es lo más bonito de tu país?
- Lo más bonito es la naturaleza, que todavía está donde debe estar. No la han tocado tanto. Aunque me temo que con la entrada en Europa y la construcción de las fábricas que se van para allá, ahora están cortando más árboles y no me gusta nada.
Tenemos unos bosques inmensos y verdes en donde podemos perdernos y no oír nada más que a los pájaros. Todavía se puede disfrutar de una naturaleza limpia, increíblemente verde, aunque ahora ha empezado allí el fenómeno "botellón" que está dejando suciedad por todas partes.
¿Qué nos recomendarías para comer o beber en la República Checa?
- Desde luego, la cerveza, siempre. La checa es la mejor cerveza del mundo. Para comer, yo recomendaría una comida que no sé traducir y que se llama knedlik y son unas pelotitas de harina cocida, que se come con chucrut y carne de cerdo o de ternera. Lo típico se llama Vepřo-knedlo-zelo. Esto es lo típico y lo mejor que se puede disfrutar. Hasta los alemanes comen knedlik con filetes empanados.
¿Cómo imaginas tu futuro?
Eso me gustaría saber a mí. Soy una persona que no planifico mucho, porque cuando lo he hecho las cosas no han salido. Pero imagino un futuro bueno, con un buen trabajo, que me gusta, un trabajo al que ir y volver con alegría. Y me imagino que con niños, porque la edad ya me empuja a pensarlo. Si pudiera hacer algo relacionado con la fotografía, mejor.
Me cuesta arrancar. Yo en principio soy un poco retraída, pero luego cuando arranco no hay dios que me pare. La verdad es que me gusta hablar y vivir la vida con alegría. Yo disfruto cada minuto, cada segundo de la vida. No soy de esas personas capaces de estar en casa sentadas. Siempre tengo que salir, por lo menos a dar un paseo sola. Ver el sol y respirar aumentan las ganas de vivir. No hay que caer en depresiones. Debemos buscar siempre lo positivo aun en las cosas negativas. Porque si no uno se vuelve muy gris. No todo el mundo puede tener la vida estructurada. Si tú no la vives así, tampoco es algo malo.