Los celos

Los celos han servido como argumento para muchas obras de teatro, cine y grandes novelas pero, también, son los responsables de los peores sufrimientos humanos, crímenes y dolor. Los celos no son amor, no dejes que te dominen y aprende a ser una persona segura y amorosa.

Los celos son un estado emocional ansioso que padece una persona y que se caracterizan por el miedo a perder a la persona que se 'tiene', a la que cree tener o la que pudiera tener, ya sea en el ámbito del amor, el trabajo, en lo social o a través del poder.

La característica más importante de los celos es la desconfianza permanente en relación con la persona amada. Es un sentimiento confuso y obsesivo de temor a que la persona amda nos abandonde o prefiera a otra persona. Cuando se muestra en su forma aguda, el origen de los celos hay que buscarlo en situaciones neuróticas o, en general, psicopáticas.

Cuando nos mostramos celosos experimentamos sensaciones inherentes a nuestra condición de seres humanos y, a la vez, manifestamos un comportamiento adquirido y heredado de nuestra cultura y modus vivendi.

Un sentimiento peligroso

Las personas que son uy celosas son, casi siempre, apasionadas, aniosa y hasta les gusta sufrir, proyectando hacia el exterior sus propias tendencias a la infidelidad. Están todo el tiempo buscando pruebas sobre la supuesta infidelidad de su pareja y no entran en razón.

Los celosos se sienten abandonados, menospreciados y hasta pueden llegar a atacar sin dudarlo. Es por eso que los celos pueen poner en peligro la seguridad física y no sólo emocional de la persona que causa los celos. Cuanto más persigue a su pareja con celos, tanto más se siente impulsado el perseguido o perseguida a demostrar su autonomía, esforzándose en alejarse y no dejarse obligar. Y mientras más lo hace, más busca el celoso reclamarle como posesión propia y secuestrar su libertad de movimientos y de sentimientos.

El celoso le exige a su pareja la descripción pormenorizada de su supuesta aventura y en su mente se mezclan el miedo al ridículo, a estar en boca de todos, el sentir con dolor que la otra persona vale más, la pérdida de autoestima, un deseo morboso de información, un desmedido afán de control, un sentimiento de posesión exacerbado...

El celoso vive la situación como una tortura y muchas veces termian en un drama propio o como un suceso criminal en el que acaba con la vida del que le causa esa tortura.

Los celos hacen daño y no son amor

Los celos no siempre son consecuencia de un gran amor, ni indican cuánto se quiere, se necesita o se desea a la otra persona. Quienes padecen estos ataques de celos son personas muy centradas en sí mismas. En muchas situaciones de celos hay más que amor otras causas: sentimientos de posesión del otro, de necesidad de controlarle, de inseguridad en uno mismo.

Hay otro tipo de celos que son los infantiles ('complejo de Caín'), que se manifiestan tras el nacimiento de un nuevo hermano. El niño tiene que aceptar que debe compartir con el nuevo miembro de la familia el amor y cuidados de sus padres lo que hace que vea en el nuevo hermano un usurpador, lo que puede conducirle a ser agresivo con el hermano nuevo.

Los celos afectan con frecuencia a profesionales desconfiados y muy competitivos, incapaces de trabajar en equipo, no compartiendo información y controlando cuanto ocurre a su alrededor, para que andie pueda hacer el trabajo emjor que él.

También pueden surgir los celos en la relación con los amigos pero normalmente no generan tantos problemas.

Si nos sentimos celosos...

Los celos rompen y enturbian las relaciones y los individuos celosos acaban destruyendo, con su posesividad y persecución, el equilibrio en la pareja, que se basa en la ternura, la comprensión, la tolerancia y el respeto a la independencia del otro. Si en algún momento nos sentimos víctimas de un ataque de celos debemos actuar con decisión:

- Ser conscientes de que estamos padeciendo los celos.

- Comunicar nuestros sentimientos a la persona que ha generado los celos, explicándole las conductas que nos hacen sentirnos celosos.

- Hablar cuanto haga falta, sin someterla a una presión excesiva y con ánimo de pedirle que nos ayude a disipar nuestras dudas.

- Si se trata de un pensamiento irracional que estamos alimentando, apoyarnos en la realidad y desterrarlo definitivamente.

- Revisar nuestra actitud ante la otra persona, para comprobar que los celos han desaparecido.

- Fortalecer el diálogo, la confianza y el contacto amoroso: son los mejores instrumentos para superar el desencuentro y los celos.

- Aceptarnos más, confiemos en nosotros mismos y trabajemos la seguridad en nosotros mismos, nuestra autoestima.

- Si sufrimos un cuadro agudo de celos o nos vemos incapaces de gestionarlos por nosostros mismos, dirijirnos cuanto antes a una consulta psicológica.

- Si hay motivo real para nuestros celos, plantear la situación a nuestra pareja. Armarnos de valor, paciencia y comprensión para superar la situación.

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