Sofonisba Anguissola



Sofonisba Anguissola es una de las muchas pintoras que fueron ocultas tras el nombre de grandes artistas hombres. Sólo hace unos años ha salido a la luz su nombre y se le ha reconocido la autoría de sus obras. Una vida llena de emociones.

A lo largo de la historia hubo muchas pintoras pero sus nombres jamás aparecieron en los libro de historia, sino que sus obras fueron atribuidas a hombres. En las últimas décadas, estudios de género han comenzado a revelar la verdadera autoría de muchas pinturas.

La historia de Sofonisba Anguissola es una muestra de ese silencio que ha pesado sobre la actividad pictórica de las mujeres en la historia. Claro ejemplo de voluntad, talento y valentía.

Sofonisba nació en 1532, en Cremona en el seno de una familia de la nobleza. Todas las hermanas estaban dotadas para las expresiones atísticas por lo cual su padre decidió que desarrollasen esa vocación. Es así como Sofonisba recibe la educación a través de los grandes maestros de su ciudad y comienza una actividad bastante particular.

Realizó numerosas pinturas religiosas y retratos pero no percibió nunca dinero alguno por ellas porque, en esos tiempos estaba muy mal visto que una mujer cobrara dinero. Pero sí recibían obsequios, casi siempre muy valiosos, a cambio de sus trabajos.

Luego de pasar un tiempo en Roma recibiendo formación del pintor Miguel Ángel; el rey Felipe II la llama a su corte. Este rey acababa de contraer matrimonio con Isabel de Valois. Como a la joven reina le gustaban mucho las artes, Felipe II decide traer a Sofonisba, quien contaba con 27 años. Como era de sangre noble, llegó como dama de honor de la reina.

Tuvo una vida muy activa porque le daba clases de pintura a la reina y pintaba a la familia real. Supo reflejar la introspección el rey, la alegría de Isabel y la bella frialdad de Ana de Austria. Pero sus cuadors fueron atribuidos a pintores como Antonio Moro o Tiziano, hasta que se descubrió su autoría hace poco tiempo.

ImageCuando murió Isabel de Valois con tan sólo 22 años, lo lógico hubiera sido que sofonisba abandonara la corte como las demás damas de honor pero Felipe II decidió que se quedara cuatro años más, ayudando en la crianza de sus dos hijas. También se encargó de asegurarle el porvenir. Así fue como el rey la casó, a los 40 años, con un noble siciliano. La boda se hizo por poderes pero, al poco tiempo, abandonó Madrid, manteniendo estrechos lazos con la familia real.

Cinco años después de casarse, enviudó pero se recuperó pronto del golpe porque, mientras viajaba a Cremona para reunirse con su familia, conoció a Orazio Lomellini. Su familia y los representantes del rey en Italia se oponían a la boda porque el hombre no pertenecía a la nobleza, era mucho más joven que Sofonisba y no tenía dinero. Ella se mantuvo firme y se casó finalmente.

Tenía cincuenta años cuando se casó por segunda vez y vivió otros cuarenta y cinco años más, toda una hazaña para esos tiempos. Se dedicó a vivir tranquilamente con su marido, pintar mientras su vista se lo permitió y entregada en cuerpo y alma al arte. La historia fue muy injusta con ella al ignorarla pero, por fin, las cosas vuelven a su lugar y sofonisba Anguissola es reconocida como una de las randes pintoras de su tiempo.



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