Los medicamentos: Mantener lejos del alcance de los niños

Dejar medicamentos o productos tóxicos al alcance de los niños puede provocar graves accidentes por intoxicación. Los medicamentos no sólo curan. Algunos tan comunes como una aspirina, antidepresivos, antihipertensivos, pueden ser sumamente tóxicos e, incluso, provocar la muerte por intoxicación. Especial cuidado debemos tener con los niños porque una ingesta accidental puede ser fatal por muy pequeña que sea la dosis.

Lo más frecuente es la falsa apreciación de que no se trata de una sustancia tóxica o una dosis tóxica, dejándolo al alcance de los niños.

Cuando un niño se puede intoxicar con una pequeña dosis de medicamento o sustancia tóxica. Algunas familias consideran que una dosis normal para un adulto lo es también para un menor, sin darse cuenta del riesgo que esta asimilación conlleva. La mejor prevención es guardar todos los fármacos o productos de limpieza y demás agentes químicos en lugar seguro y fuera del alcance de los niños.

Otras recomendaciones son:

- Mantener los fármacos en su envase original.

- Nunca referirse a ellos como si fueran golosinas (ni siquiera cuando interesa que los niños se los tomen).

- Evitar tomarlos delante de los más pequeños (a fin de evitar conductas de imitación).

- Cerrar bien los envases y garantizar que estas medidas básicas de seguridad se cumplan tanto en casa como en otros domicilios (de los abuelos u otros cuidadores).

En caso de sospecha de ingestión de un medicamento u otro tóxico, consultar de forma inmediata al servicio de información toxicológica.

La ausencia de advertencias de peligro en el etiquetado de un producto no necesariamente significa que éste sea seguro. Los síntomas de intoxicación o envenenamiento pueden tardar en aparecer pero, si hay sospechas de que alguien ha sido intoxicado hay que buscar ayuda médica de inmediato sin esperar la aparición de síntomas.

Los síntomas pueden variar pero suelen tomar forma de dolor abdominal, color azulado en los labios, confusión, tos, diarrea, dificultades respiratorias, mareos, visión doble, somnolencia, fiebre, cefalea, palpitaciones cardiacas, convulsiones, incontinencia urinaria, erupciones cutáneas, mal aliento y debilidad.

Nunca debe administrarse a la víctima, inconsciente o no, sustancias por vía oral ni inducir el vómito a menos que lo indique el personal médico consultado.

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