La mandarina es una fruta típica del tiempo invernal. Gusta a grandes y chicos y es una buena y sabrosa manera de consumir vitamina C.
Esta es una de las frutas de la temporada invernal y, podríamos decir, que el cítrico preferido de grandes y chicos. Originaria de la China, debe su nombre a la similitud con el color de las prendas de vestir de los mandarines, gobernantes del país y que, según parece las degustaban con gran placer.
La mandarina fue conocida por los portugueses en sus viajes a Oriente y la llevaron a su país donde la compartieron con los españoles y, así, llegó luego a América junto con las colonias españolas. Hoy, su cultivo se extiende prácticamente a todo el mundo, aunque los principales productores son Israel, Argelia, Marruecos, Sudáfrica, China, Estados Unidos y España.
Es una fruta pobre en azúcares pero contiene más agua que los demás cítricos. Aporta importantes cantidades de vitamina C y tiene menos calorías que la naranja. Su gran aporte de vitamina C hace de ella uno de los alimentos indispensables en la mesa de todos los hogares. Tomando cuatro mandarinas por día, cubriremos las necesidades diarias de esta vitamina, siendo especialmente importante para embarazadas, fumadores, lactantes y diabéticos. También, como es antioxidante, puede prevenir enfermedades degenerativas y muy beneficiosa para la piel.
Este cítrico contiene potasio, necesario para el correcto desarrollo del metabolismo celular, y calcio, que fortalece huesos y dientes. Las clementinas poseen también altos niveles de fibra que pueden evitar enfermedades cardiovasculares, estreñimiento, cáncer de colon y obesidad. Por esta última razón, los cítricos pueden ser una parte importante en una dieta de adelgazamiento, ya que provocan sensación de saciedad.
Además de la mandarina tradicional (con semillas), existen otras dos variedades: la satsuma, que no tiene semillas y es una variedad que apareció en Japón luego de cruzarla con otros cítricos; y la clementina (o bergamota en algunos países), es la unión entre la mandarina y la naranja, que debe su nombre al sacerdote Padre Climent quien hizo la unión en Argelia.
Además de su consumo natural, es una fruta que nos permite una gran cantidad de preparaciones: jugos naturales, mermeladas, dulces, licores, tartas, postres, caramelos, salsas con las que acompañar carnes y pescados...
Al comprarla debemos tener en cuneta su tamaño, que la piel esté brillante, que sea fragante y que no tenga manchas ni picaduras. De acuerdo a la variedad será más anaranjada o menos y hasta las hay de color verde en el Norte de Argentina. Algunas son más ácidas que otras y se pelan con más o menos facilidad.
No dejes de consumir esta deliciosa fruta que además de ser muy saludable gusta a todos y es bastante barata.
La mandarina: Una fruta deliciosa
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