Nueva York, 1968. Richie Roberts es un insobornable policía en un cuerpo infestado por la corrupción. Frank Lucas es un traficante de heroína que se convierte en el rey de la mafia de Nueva York. Los caminos de estos dos hombres se van a cruzar sin remisión. 
2007 USA
Dirección: Ridley Scott
Intérpretes: Carla Gugino, Denzel Washington, Josh Brolin, Russell Crowe, RZA, Chiwetel Ejiofor.
Nueva York, 1968. Richie Roberts (Russell Crowe) es un insobornable policía en un cuerpo infestado por la corrupción. Frank Lucas (Denzel Washington) es un traficante de heroína que se convierte en el rey de la mafia de Nueva York. Los caminos de estos dos hombres se van a cruzar sin remisión.
Fue "The Return of Superfly", artículo escrito por Mark Jacobson y publicado en el New York Magazine, lo que llevó a Brian Grazer a encargar un primer borrador del guión a Steven Zaillian. El reportaje contaba cómo Lucas, uno de los 11 hijos de una familia pobre de Carolina del Norte, tomó las riendas del modesto crimen organizado de Harlem tras la muerte de su jefe, Ellsworth Bumpy Johnson. No solo se hizo cargo, lo condujo a un nivel completamente diferente, inundó las calles de Harlem con heroína. Frank Lucas fue un hombre de negocios como cualquier otro hombre de negocios que hoy día haga cosas fuera de la ley y afecte las vidas de otras personas. Fue el reverso del sueño americano. Para superar a sus rivales en la mafia, Lucas importaba sus propios cargamentos directamente desde el sudeste asiático. Voló a Saigón y viajó al corazón de la jungla para negociar en persona con los líderes de las bandas vietnamitas. El problema llegó cuando quiso volver a entrar en Estados Unidos.
Durante la producción, algunas publicaciones norteamericanas se preguntaron si American Gangster no iba a glorificar los crímenes de Lucas, asesino y capo del narcotráfico que había amasado una fortuna de 250 millones de dólares en el momento de su detención. Su alter ego en la pantalla lo tiene claro: No nos corresponde juzgarle. Lucas hizo cosas terribles y pagó un precio por ello, explica Denzel Washington. Ahora es un hombre sabio que ríe y llora, no es un mal tipo, aunque tiene ese pasado violento e increíble.
Scott no es realizador que guste de entretenerse demasiado con un mismo género, así que resulta sorprendente que hasta la fecha no hubiera probado suerte aún con las películas de gánsters.