La higiene y aseo personal son aspectos de la intimidad de una persona. Pero no debemos olvidar que esa higiene tiene una gran repercusión en la vida social y la relación con las demás personas.
Una persona desaliñada, con mal aspecto, que no se ha bañado puede sufrir el rechazo de terceros, causando malestar. Las prácticas higiénicas deben desarrollarse en la intimidad, salvo causa de fuerza mayor. Por lo tanto, nada de usar la seda dental o los palillos en público, tampoco limpiarse las uñas con cualquier objeto y otros comportamientos similares igual de incorrectos y repugnantes.
La higiene es una tarea diaria y no solo para hacerlo de vez en cuando. Es decir, no podemos pasar por alto asearnos de pies a cabeza. La higiene forma parte de la educación básica de la persona y los buenos hábitos se aprenden desde pequeños. Un niño que se asea a diario y se ducha todos los días, difícilmente sea un adulto descuidado en su aseo personal.
Recordemos que este tema no se debe tratar en conversaciones públicas ya que es un tema muy personal e íntimo. Para estar limpios y bien aseados conviene recordar:
- La cara y las manos deben estar SIEMPRE limpias. Las lavaremos las veces que hagan falta, por supuesto sin caer en la obesión...
- El pelo debe estar limpio y bien peinado. A los más pequeños les mantendremos bien protegidos de los bichitos y con el pelo corto y bien peinado.
- Uñas limpias y cortas. Las mujeres, si las llevan pintadas, deben cuidar de llevar el esmalte en perfectas condiciones.
- Los dientes limpios, buen aliento.
- La ropa arreglada, sin rotos ni descosidos y limpia.
- La ropa blanca debe estar impecable y ni hablar de medias y zapatos que deben relucir.
El aseo personal
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