Más conocida por su atormentada existencia que por la calidad de su producción y la extraordinaria modernidad de sus obras, Camille posee una gran habilidad técnica para la escultura dominando a la perfección la talla del mármol.
Nació en 1864 en Villeneuve. Mientras su padre comprende la inclinación de Camille hacia el arte, su madre se opone duramente a lo que considera una desviación radical de las reglas que rigen la vida burguesa en la sociedad. Sólo encuentra consuelo en su hermano Paul, quien luego se convertirá en un célebre escritor.
Antes de residir en París, la familia Claudel se había instalado en Nogent-sur-Seine, donde el padre Louis Prosper Claudel, es conservador de hipotecas. El señor Claudel consultó a un joven y brillante escultor, Alfred Boucher, sobre las aptitudes de la adolescente. Alfred Boucher alentó vivamente a Camille a continuar. Así cuando la familia Claudel se instala en el boulevar Port-Royal, Camille acude a las clases de la Academia Colarossi y alquila un taller con unas jóvenes inglesas; allí se revelan su carácter y su sentido de la decisión: Camille escoge los modelos, indica la pose que deben tomar y se ocupa de la organización del taller.
Al llegar a París un nuevo mundo se abre ante los ojos de Camille, sólo tiene un deseo: Hacer escultura. Ya de niña, acompañada por su hermano Paul, recorría la campiña para recoger arcilla y obligaba a todos los suyos a posar para ella. Sus primeros modelos fueron los miembros de su familia: Su joven hermano Paul, al que esculpirá, por lo demás, en distintos momentos de su vida; su hermana Louisa, la criada Eugenia, la sirvienta Victorie. También se dedica al pastel y a la pintura al óleo para reprensentar a su padre y a su madre, modela además personajes históricos, fantásticos, y se inspira en leyendas románticas. Paul Claudel dirá más tarde:
"Vuelvo a ver a esa soberbia muchacha en el estallido triunfal de la belleza y del genio, y en el ascendiente, a menudo cruel, que ejerció sobre mis años juveniles... Una fuente soberbia sobre sus ojos magníficos de ese azul profundo tan raro de encontrar en otra parte que nos sea en las novelas ,(...); aquella gran época, más orgullosa todavía que sensual; aquella poderosa mata de pelo castaño, el verdadero castaño, que los ingleses llaman auburn, que le caía hasta el lomo. Un aspecto impresionante de valor, de franqueza, de superioridad, de alegría. Alguien que ha recibido mucho".
El joven escultor Alfred Boucher acude a dar clases a la jóvenes y presenta el trabajo de Camille a un escultor de fama, Paul Dubois quien de forma espontánea le pregunta si tomado lecciones con el señor Rodin. Es la primera vez que la joven oye su nombre. Rodin empieza a ser conocido gracias a las acusaciones de que es objeto. Paul Dubois otorga a la joven Camille un cumplido cuya importancia ella no mide.
El joven escultor Alfred Boucher que acaba de obtener el premio de Roma y se prepara a partir hacia Italia, pide entonces a Rodin que le sustituya para corregir los trabajos de las muchachas: Rodin reconoce inmediatamente en Camille una artista nata, dotada de un sentido agudo de la observación del detalle y del sentido de las proporciones anatómicas. Como él, la joven tiene la voluntad de traducir lo real capturando el movimiento y transmitiendo la verdad oculta de los seres. Camille va a trabajar entonces en uno de los numerosos talleres de Rodin. Donde él le confía, como a sus ayudantes, la ejecución del modelado de manos y pies.
Todos los que frecuentaron el taller de la calle Université se acuerdan de ella ocupada únicamente en su tarea, amasa la arcilla y modela el pie o la mano de una figurilla situada ante ella. A veces alza la cabeza, mira al visitante con sus grandes ojos claros, cuya luz es tan interrogativa y persistente. Luego, prosigue al punto, su tarea interrumpida. Muy pronto aquel amor común por la escultura los arrastra hacia una relación carnal donde pronto el amor va confundiéndose con el fervor artístico.
Cada uno de ello nace al otro a través de obras que van a responderse. Camille Claudel procede de un mundo burgués donde la cultura es transmitida y respetada. Rodin ha adquirido un saber gracias a sus lecturas y a sus amistades. Leen juntos poemas de Víctor Hugo y La Divina Comedia, de Dante. Hasta entonces había habido un pasaje que había atraído la atención de Rodin, el del encuentro de la pareja Paolo y Francesca que modelará La Puerta del Infierno. Camille Claudel va a conocer entonces los éxtasis y los tormentos de un amor prohibido. Rodin esculpirá parejas que repentinamente revelan la intensidad de su relación. Los gestos de amor se encarnan en unas esculturas de títulos evocadores: Le Baiser (El Beso) (1885), L'Eternelle Idole (El eterno ídolo) (1889). Camille posa para él y colabora en la realización de las figuras de la monumental Puerta del Infierno.
La obra de la escultora, muy cercana a la de su maestro, no es nunca una mera copia. Se produce entre ambos un clima de colaboración y enfrentamiento que enriquece la labor mutua. Frecuentan juntos los ambientes artísticos y culturales más importantes del París de la época y pasan juntos largos períodos fuera de la ciudad pero Rodin está unido sentimentalmente a otra mujer, Rose Beuret a quien no tiene intención de abandonar para casarse con Camille.
Una vez rota su relación con el escultor, entra en su vida Claude Debussy pero también él está unido a otra mujer. Mientras, sus obras alcanzan cierto éxito y aparecen con frecuencia artículos sobre ella en las revistas de arte.
Algo inestable emocionalmente, sus crisis nerviosas empiezan a ser cada vez más frecuentes llegando, en algunas de ellas, a destruir parte de su obra. No encuentra apoyo en su familia pues su madre y su hermana siguen siendo hostiles a su forma de vida y su hermano Paul está lejos. A la muerte de su padre en 1913 es recluida en un sanatorio psiquiátrico del que ya no saldrá pese a su recuperación y a los desgarrados ruegos que dirige a su hermano. Allí morirá en 1943.
Más conocida por su atormentada existencia que por la calidad de su producción y la extraordinaria modernidad de sus obras, Camille posee una gran habilidad técnica para la escultura dominando a la perfección la talla del mármol. Si bien sus primeras obras llevan el sello indiscutible de Rodin, en las piezas consagradas del escultor se percibe claramente la mirada de Camille quien llegó incluso a permitir que él firmara sus obras. "El abandono" de 1888 de Camille Claudel sería la respuesta a "El beso"en bronce de 1886 de Auguste Rodin.
Camille Claudel
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