Pero este año dejamos atrás las coloridas ensaladas de frutas para centrarnos en una sola protagonista, quizás la más representativa del verano: el limón.
Las 'lemon nails', o manicuras con motivos de limón, se combinan con tonos de azul en todas sus variantes y, si queremos dar un paso más, también con rayas blancas —otro clásico del verano— y diseños que evocan la cerámica de Vietri. Esta artesanía típica del sur de Italia es famosa por sus colores vivos y sus patrones inspirados en la naturaleza, y se convierte en la inspiración perfecta para unas uñas que gritan dolce vita.

Una manicura que se adapta a todas las uñas
El motivo del limón, perfectamente alineado con el espíritu del verano, ya es omnipresente en Instagram y TikTok, con miles de fans alrededor del mundo. Su color vibrante y su forma característica no solo protagonizan estampados, postres y cócteles estivales, sino que ahora también definen el mood vacacional en nuestras uñas.Más allá de su atractivo visual, el diseño de limón es versátil: funciona igual de bien en uñas cortas como largas, y se adapta a todos los estilos. Desde versiones llamativas con detalles voluminosos y colores intensos, hasta opciones más discretas para quienes prefieren un look sutil, el limón trae consigo el espíritu de la dolce vita, directo a la punta de nuestros dedos.
Aunque no tengas un viaje planeado al sur de Italia, esta manicura te transporta con la imaginación a pueblos costeros, campos soleados y paisajes mediterráneos.

El estampado de limón se asocia especialmente con regiones como la costa amalfitana o el lago de Garda, donde la tradición del cultivo de este fruto está profundamente arraigada. En particular, destaca la variedad local “Sfusato Amalfitano”, famosa por su aroma y tamaño. A partir de esta herencia, casas de moda como Dolce & Gabbana o Roberto Cavalli han incorporado durante décadas este fruto en blusas, faldas y vestidos. Muchas otras marcas italianas han seguido sus pasos, convirtiendo al limón en todo un emblema de la alta costura italiana.
En conclusión: cuando la vida te da limones, no te limites a hacer limonada… ¡hazte también una manicura!